martes, 14 de abril de 2015

La especialidad del artista


[...] no corresponde al artista resolver problemas específicos. Un artista no debe ocuparse de cosas que no comprende. Para los problemas especiales existen entre nosotros especialistas; a ellos corresponde juzgar las comunidades rurales, las suertes del capital, los daños del alcoholismo, las botas, las enfermedades femeninas… El artista, por su parte, sólo debe juzgar lo que comprende; su campo es limitado, como el de cualquier otro especialista: es algo que repito y sobre lo que insisto siempre. Sólo quien no ha escrito nunca y no se ha ocupado nunca de las imágenes puede decir que en su esfera no hay problemas, sólo respuestas. El artista observa, elige, intuye, asocia; ya de por sí esos actos presuponen, en principio, un problema; si desde el inicio uno no se plantea un problema, no tiene nada que intuir ni que elegir. […]

Tiene usted razón cuando exige del artista la conciencia de la propia labor, pero confunde usted dos conceptos: la solución del problema y su planteamiento justo. Para el artista sólo esto último es obligatorio. En Anna Karénina y en Onieguin no se resuelve ningún problema; ahora bien, esas obras son plenamente satisfactorias porque en ellas todas las cuestiones están planteadas justamente. Un tribunal tiene la obligación de hacer preguntas; luego deciden los miembros del jurado, cada uno según su parecer.

Anton Chejov, Sin trama y sin final, 99 consejos para escritores

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